Uno de los signos de la llegada de la primavera solía ser la de irrupción del fresón en los mercados. Hoy se ve en los estantes de las fruterías todo el año, incluso en pleno enero, pero sigue siendo en marzo o abril cuando aparecen los primeros de color uniforme, sin la corona blanca alrededor del pedúnculo; entonces ya están perfectamente maduros, su sabor es intenso y su precio a empieza a bajar. Cuando se encuentran en su punto óptimo de consumo, las fresas desprenden un perfume particular, perceptible incluso desde cierta distancia.
Los romanos ya apreciaban las virtudes terapéuticas de las fresas, pero hasta el siglo XIII las únicas conocidas fueron las silvestres que crecían en los bosques. A partir de entonces su cultivo permitió que se desarrollaran variedades más grandes y, sobre todo, de temporadas más largas.
Ácido salicílico
La fresa posee varios ácidos orgánicos. Los mayoritarios son el málico, el cítrico, el láctico y el elágico, pero es el salicílico el más célebre por ser la forma natural del ácido acetilsalicílico, es decir, la aspirina. Sin embargo, no se puede definir a la fresa como un analgésico, pues la dosis de ácido es demasiado pequeña, aunque suficiente para que las personas alérgicas al medicamento lo sean también a la fresa. En cualquier caso, tienen un efecto desintoxicante muy recomendable en las enfermedades reumáticas.
Aparte de sus ácidos y sus escasas calorías, las fresas destacan por su contenido de hierro (1 mg/100 g) cuya absorción se favorece al ir acompañado de una dosis considerable de vitamina C; otros nutrientes que suelen abundar en las fresas son el ácido fólico y los minerales magnesio, manganeso, cobre, potasio y silicio.
Gran aperitivo
Las fresas deben consumirse bien maduras, mejor sin azúcar y preferentemente en ayunas. Por sus virtudes aperitivas, es una buena idea tomarlas como entrante.
En el mundo se conocen más de un millar de variedades, consecuencia de la gran capacidad de hibridación de esta especie. La predominante en el mercado español es la Reina de los valles, de frutos diminutos, de color blanquecino a rojo brillante y pulpa dulce y aromática.
Otras variedades populares son la Camarosa, la Pájaro, la Selva y las pequeñas fresas silvestres, las más concentradas en sabor y nutrientes y recomendables. Quizá la fresa sea el caso en que la elección ecológica sea más recomendada. En todas la etapas de su cultivo en invernadero se utiliza notable cantidad de productos químicos que suelen adherirse a la delicada superficie e incluso penetrar en su pulpa. Si al cortar la fresa el interior presenta un hueco notorio pueden ser un signo de que su cultivo se ha forzado por todos los medios.
CÓMO SE HACE UNA CURA
- Las virtudes desintoxicantes de la fresa la convierten en una fruta muy recomendable para depurar el organismo.
- La cura de fresas consiste en comer únicamente hasta 1,5 kg de fresas al día durante 3 y 5 días como máximo.
- Se reparten en 2 o 3 tomas de 300 a 500 g aunque empezando por una cantidad menor. Se pueden acompañar de zumo natural de naranja. Resulta crucial lavarlas muy bien, pues se comen sin pelar.
Nutrición esencial
Propiedades: Está indicada en el tratamiento de déficits nutricionales y anemia. También se recomiendan para la alimentación infantil. Como todas las frutas, es rica en azúcares, pero el básico es levulosa, un tipo de azúcar bien tolerado por los diabéticos.
200 gramos de fresas aportan 66 calorías, 207% de la cantidad diaria recomendada de vitamina C, el 17 % del hierro, el 15 % del ácido fólico, el 9 % del magnesio y el 8% del manganeso.
Salud y Sabor 
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